Die Läden wurden nach diesem erschrecklichen Anblick geschlossen, aber das Licht im Salon nicht wieder angezündet. Im Inneren des Nautilus nur Dunkel und Schweigen. Er verließ diesen heillosen Ort, hundert Fuß unter'm Wasser, mit reißender Schnelligkeit. Wohin fuhr er? nord- oder südwärts? Wohin floh dieser Mann nach der grauenhaften Racheübung?
Los paneles que cubrían los cristales se habían cerrado sobre esa visión espantosa, pero sin que por ello se hubiera iluminado el salón. En el interior del Nautilus todo era tinieblas y silencio, mientras abandonaba con una rapidez prodigiosa, a cien pies bajo la superficie, aquel lugar de desolación. ¿Adónde iba? ¿Al Norte o al Sur? ¿Adónde huía ese hombre tras su horrible represalia?
Ich begab mich zurück in mein Zimmer, wo Ned und Conseil sich schweigend befanden. Ich empfand ein unüberwindliches Grauen vor dem Kapitän Nemo. Was er auch von Seiten der Menschen erlitten haben mochte, so zu strafen war er nicht befugt. Er hatte mich, wenn auch nicht zum Mitschuldigen, doch zum Zeugen seiner Unthat gemacht! Das war schon zu viel.
Regresé a mi camarote, donde Ned y Conseil permanecían todavía en silencio. Sentía un horror invencible hacia el capitán Nemo. Por mucho que le hubieran hecho sufrir los hombres no tenía el derecho de castigar así. Me había hecho si no cómplice, sí, al menos, testigo de su venganza. Eso era ya demasiado.
Um elf Uhr kam das elektrische Licht wieder zum Vorschein. Ich begab mich in den Salon. Er war leer. Ich besorgte die verschiedenen Instrumente. Der Nautilus floh nordwärts mit einer Schnelligkeit von fünfundzwanzig Meilen die Stunde, bald auf der Oberfläche des Meeres, bald dreißig Fuß darunter.
La luz eléctrica reapareció a las once y volví al salón, que estaba vacío. La consulta de los diversos instrumentos me informó de que el Nautilus huía al Norte a una velocidad de veinticinco millas por hora, alternativamente en superficie o a treinta pies de profundidad.
Ein Blick auf die Karte zeigte mir, daß wir am Eingang des Canals fuhren, und unsere Richtung uns mit unvergleichlicher Schnelligkeit in die nördlichen Meere führte.
Consultada la carta, vi que pasábamos por el canal de la Mancha y que nuestro rumbo nos llevaba hacia los mares boreales con una extraordinaria velocidad.
Apenas pude ver al paso unos escualos de larga nariz, los escualos martillo; las lijas, que frecuentan esas aguas; las grandes águilas de mar; nubes de hipocampos, que se parecen a los caballos del juego de ajedrez; anguilas agitándose como las culebrillas de un fuego de artificio; ejércitos de cangrejos, que huían oblicuamente cruzando sus pinzas sobre sus caparazones, y manadas de marsopas que competían en rapidez con el Nautilus. Pero no estaban las cosas como para ponerse a observar, estudiar y clasificar.
Am Abend hatten wir zweihundert Lieues des Atlantischen Meeres zurückgelegt. Es wurde Nacht und das Meer war mit Dunkel bedeckt bis zum Aufgang des Mondes.
Por la tarde, habíamos recorrido ya doscientas leguas del Atlántico. Llegó la noche y las tinieblas se apoderaron del mar hasta la salida de la luna.
Ich begab mich wieder in mein Zimmer, konnte nicht schlafen; ich war von Alpdrücken geplagt. Die grauenhafte Vernichtungsscene stand immer erneuert vor meinem Geist.
Me acosté, pero no pude dormir, asaltado por las pesadillas que hacía nacer en mí la horrible escena de destrucción.
Seit diesem Tag, wer konnte sagen, bis zu welchem Punkt im Nordatlantischen Meer der Nautilus uns schleppte? Stets mit einer nicht zu schätzenden Schnelligkeit! Stets inmitten hyperboräischer Nebel. Berührte er die Vorgebirge Spitzbergens oder die Küsten von Novaja Semlia? Durchlief er das Weiße Meer, das Meer von Kara, den Busen des Ob, den Archipel Lizarow und die unbekannten Gestade der Asiatischen Küste? Ich kann es nicht sagen, und konnte auch die verflossene Zeit nicht berechnen. Die Uhren an Bord standen stille; Tag und Nacht schienen nicht mehr regelmäßig auf einander zu folgen.
Desde aquel día, ¿quién podría decir hasta dónde nos llevó el Nautilus por las aguas del Atlántico septentrional? Siempre a una velocidad extraordinaria y siempre entre las brumas hiperbóreas. ¿Costeó las puntas de las Spitzberg y los cantiles de la Nueva Zembla? ¿Recorrió esos mares ignorados, el mar Blanco, el de Kara, el golfo del Obi, el archipiélago de Liarrow y las orillas desconocidas de la costa asiática? No sabría yo afirmarlo como tampoco calcular el tiempo transcurrido. El tiempo se había parado en los relojes de a bordo. Como en las comarcas polares, parecía que el día y la noche no seguían ya su curso regular. Me sentía llevado a ese dominio de lo fantasmagórico en el que con tanta facilidad se movía la imaginación sobreexcitada de Edgar Poe. A cada instante, esperaba verme, como el fabuloso Gordon Pym, ante «esa figura humana velada, de proporciones mucho más grandes que las de ningún habitante de la tierra, situada tras esa catarata que defiende las inmediaciones del Polo».
Ich schätze – aber vielleicht irre ich mich – daß diese abenteuerliche Fahrt des Nautilus vierzehn bis zwanzig Tage dauerte, und ich weiß nicht, wie lange sie gedauert haben würde ohne die Katastrophe, womit diese Reise endigte. Vom Kapitän Nemo war nicht mehr die Rede; auch nicht von seinem Lieutenant. Nicht ein Mann von den Bootsleuten ließ sich nur einen Augenblick sehen. Fast beständig fuhr der Nautilus unter'm Wasser, und wenn er zur Lufterneuerung auftauchte, öffneten oder schlossen sich die Lucken automatisch. Die Lage wurde nicht mehr eingetragen; ich wußte nicht, wo wir uns befanden.
Estimo -aunque tal vez me equivoque -que la aventurera carrera del Nautilus se prolongó durante quince o veinte días, y no sé lo que hubiera durado de no haberse producido la catástrofe con la que terminó este viaje. Del capitán Nemo no se tenía ni noticia. De su segundo, tampoco. Ni un hombre de la tripulación se hizo visible un solo instante. El Nautilus navegaba casi continuamente en inmersión, y cuando subía a la superficie a renovar el aire, las escotillas se abrían y cerraban automáticamente. Como no se fijaba ya la posición en el planisferio, no sabía dónde estábamos.
Auch der Canadier, dessen Geduld und Kraft erschöpft war, ließ sich nicht mehr sehen. Conseil konnte nicht ein Wort aus ihm herausbringen und fürchtete, er möge in einem Anfall von Wahnsinn oder von erschrecklichem Heimweh getrieben, Hand an sich legen. Er überwachte ihn daher jeden Augenblick mit Hingebung.
Diré también que el canadiense, al cabo de sus fuerzas y de su paciencia, tampoco aparecía. Conseil no podía sacar de él una sola palabra, y temía que se suicidase, en un acceso de delirio bajo el imperio de su tremenda nostalgia. Le vigilaba a cada instante con una abnegación sin límites.
Es ist begreiflich, daß unter diesen Umständen die Lage unhaltbar war.
En tales condiciones, la situación era ya insostenible.
Eines Tages – wann, kann ich nicht angeben – war ich gegen Morgen eingeschlafen, – ein peinlicher und krankhafter Schlaf. Als ich aufwachte, sah ich Ned-Land über mich gebeugt und hörte ihn leise sagen:
Una mañana -imposible me sería precisar la fecha-, al despertarme de un amodorramiento penoso y enfermizo, vi a Ned Land inclinado sobre mí y decirme en voz baja:
»Wir wollen entfliehen!«
-Vamos a evadirnos.
Ich richtete mich auf.
Me incorporé.
»Wann wollen wir fliehen? fragte ich.
-¿Cuándo?
– In nächster Nacht. Jede Ueberwachung scheint vom Nautilus verschwunden. Man meint, es herrsche Verstörung an Bord. Werden Sie bereit sein, mein Herr?
-Esta misma noche. Toda vigilancia parece haber desaparecido del Nautilus. Se diría que el estupor reina a bordo. ¿Estará usted dispuesto, señor?
– Ja. Wo befinden wir uns?
-Sí. ¿Dónde estamos?
– Im Angesicht von Land, das ich diesen Morgen mitten im Nebel zwanzig Meilen östlich wahrgenommen habe.
-A la vista de tierras que he advertido esta mañana entre la bruma, a unas veinte millas al Este.
– Was für Land?
-¿Qué tierras son ésas?
– Ich weiß nicht, aber es sei was es wolle, wir wollen dahin fliehen.
-Lo ignoro, pero sean las que fueren nos refugiaremos en ellas.
– Ja! Ned. Ja, wir fliehen diese Nacht, sollte uns auch das Meer verschlingen!
-Sí, Ned. Nos fugaremos esta noche, aunque nos trague el mar.
– Das Meer ist schlimm, der Wind stark, aber zwanzig Meilen in dem leichten Boot des Nautilus zu machen, ist für mich nichts Erschreckliches. Ich habe unbemerkt einige Lebensmittel und einige Flaschen Wasser hin schaffen können.
-La mar está movida, el viento es fuerte, pero no me asusta atravesar esas veinte millas en el bote del Nautilus. He podido dejar en él algunos víveres y varias botellas de agua, sin que se dé cuenta la tripulación.
– Ich schließe mich an.
-Le seguiré.
– Uebrigens, fügte der Canadier bei, wenn ich ertappt werde, wehr' ich mich, lasse mich umbringen.
-Si me sorprenden, me defenderé y me haré matar.
– Dann werden wir mit einander sterben, Freund Ned.«
-Moriremos juntos, amigo Ned.
Ich war zu Allem entschlossen. Der Canadier verließ mich. Ich begab mich auf die Plateform, wo ich mich gegen den Wellenschlag kaum halten konnte. Der Himmel war drohend, aber da im dichten Nebel Land in der Nähe war, so mußte man fliehen. Kein Tag und keine Stunde war zu verlieren.
Yo estaba decidido a todo. El canadiense me abandonó. Subí a la plataforma, sobre la que apenas podía mantenerme bajo el embate de las olas. El cielo estaba amenazador, pero puesto que la tierra estaba allí tras las espesas brumas, había que huir, sin pérdida de tiempo.
Ich kam in den Salon zurück, fürchtete und wünschte zugleich den Kapitän Nemo zu treffen, wollte und wollte nicht mehr ihn sehen. Was hätte ich ihm sagen können? Konnte ich ihm das unwillkürliche Grauen verhehlen, das er mir einflöße? Nein. Besser war, nicht mehr vor sein Angesicht zu kommen! Besser war, ihn vergessen! Und doch!
Volví al salón. Temía y deseaba a la vez encontrar al capitán Nemo. Quería y no quería verlo. ¿Qué podría decirle? ¿Podía yo ocultarle el involuntario horror que me inspiraba? No. Más valía no hallarse cara a cara con él. Más valía olvidarle. Y sin embargo…
Wie wurde mir dieser Tag lang, der letzte, den ich an Bord des Nautilus verleben sollte! Ich blieb allein. Ned-Land und Conseil vermieden mit mir zu reden, aus Furcht sich zu verrathen.
¡Cuán larga fue aquella jornada, la última que debía pasar a bordo del Nautilus! Permanecí solo. Ned Land y Conseil evitaban hablarme por temor a traicionarse.
Um sechs Uhr speiste ich, aber ich hatte keinen Hunger. Ich zwang mich wider Willen zu essen, um nicht an Kräften schwächer zu werden.
Cené a las seis, sin apetito, pero me forcé a comer, venciendo la repugnancia, para no encontrarme débil.
Um halb sieben kam Ned-Land auf mein Zimmer und sagte:
A las seis y media entró Ned Land en mi camarote, y me dijo:
»Wir werden uns vor unserer Abfahrt nicht wieder sehen. Um zehn Uhr ist der Mond noch nicht aufgegangen, und die Dunkelheit wird uns zu Gute kommen. Kommen Sie zum Boot. Ich werde mit Conseil Sie dort erwarten.«
-No nos veremos ya hasta el momento de partir. A las diez, todavía no habrá salido la luna. Aprovecharemos la oscuridad. Venga usted al bote, donde le esperaremos Conseil y yo.
Darauf entfernte sich der Canadier, ehe ich Zeit hatte, ihm zu antworten.
El canadiense salió sin darme tiempo a responderle.
Ich wünschte über die Richtung des Nautilus Auskunft zu haben, und begab mich in den Salon. Wir fuhren Nord-Nord-Ost unter erschrecklicher Geschwindigkeit bei fünfzig Meter Tiefe.
Quise verificar el rumbo del Nautílus y me dirigí al salón. Llevábamos rumbo Norte Nordeste, a una tremenda velocidad y a cincuenta metros de profundidad.
Ich warf einen letzten Blick auf diese Wunder der Natur, auf die in diesem Museum gehäuften Schätze der Kunst, auf diese unvergleichliche Sammlung, die einst in der Tiefe des Meeres zugleich mit ihrem Gründer zu Grunde gehen sollte. Ich wünschte in meinem Geist einen letzten Eindruck festzuhalten. Eine Stunde lang blieb ich hier, in der hellen Beleuchtung die Schätze musternd, welche unter ihren Glaskästen glänzten. Darauf kehrte ich auf mein Zimmer zurück.
Lancé una última mirada a todas las maravillas de la naturaleza y del arte acumuladas en aquel museo, a la colección sin rival destinada a perecer un día en el fondo del mar con quien la había formado. Quise fijarla en mi memoria, en una impresión suprema. Permanecí así una hora, pasando revista, bajo los efluvios del techo luminoso, a los tesoros resplandecientes en sus vitrinas.
Hier zog ich dauerhafte Meerkleidung an, nahm meine Notizen zusammen und steckte sie wie Kostbarkeiten zu mir. Mein Herz pochte gewaltig; seine Schläge ließen sich nicht hemmen. Gewiß, meine Unruhe, meine Aufregung würden mich dem Kapitän Nemo verrathen haben.
Luego volví a mi camarote, y me revestí con el traje marino. Reuní mis notas y guardé cuidadosamente los preciosos papeles. Me latía con fuerza el corazón, sin que me fuera posible contener sus pulsaciones. Ciertamente, mi agitación, mi perturbación me hubieran traicionado a los ojos del capitán Nemo.
Was that er in diesem Moment? Ich horchte an der Thüre seines Zimmers; hörte da Fußtritte. Der Kapitän war darin; er hatte sich nicht zu Bette gelegt. Bei jeder Bewegung kam es mir vor, er werde zu mir treten und mich fragen, weshalb ich fliehen wolle! Ich empfand unablässige Beunruhigung. Meine Einbildungskraft vergrößerte sie noch. Diese Empfindungen waren so peinigend, daß ich mich fragte, ob es nicht besser wäre, in's Zimmer des Kapitäns zu treten, ihm gerade in's Angesicht zu sehen, mit Blick und Geberde zu trotzen!
¿Qué estaría haciendo él en ese momento? Escuché a la puerta de su camarote y oí sus pasos. Estaba allí. No se había acostado. A cada movimiento, me parecía que iba a surgir ante mí y preguntarme por qué quería huir. Sentía un temor incesante reforzado por mi imaginación a cada momento. Esta impresión se hizo tan compulsiva que llegué a preguntarme si no sería mejor entrar en el camarote del capitán, verlo cara a cara y desafiarle con el gesto y la mirada.
Ein wahnsinniger Gedanke. Glücklicherweise that ich's nicht, und legte mich auf mein Bett, um die körperliche Aufregung in mir zu stillen. Meine Nerven wurden ein wenig ruhiger, aber bei der Ueberspannung meines Gehirns überblickte ich in rascher Erinnerung mein ganzes Leben an Bord des Nautilus, alle die glücklichen oder unglücklichen Erlebnisse seit meinem Verschwinden vom Abraham Lincoln bis zu der gräßlichen Scene des mit seiner Mannschaft versenkten Schiffes. Da erschien mir der Kapitän Nemo über die Maßen groß, als ein Charakter von übermenschlichen Verhältnissen, der seines Gleichen nicht hatte.
Era una idea de loco que, afortunadamente, pude contener. Me tendí sobre el lecho para tratar de contener la agitación que me recorría el cuerpo. Mis nervios se calmaron un poco, pero mi cerebro seguía superexcitado. Mentalmente pasé revista a toda mi existencia a bordo del Nautilus, a todos los incidentes, felices o ingratos, que la habían atravesado desde mi desaparición del Abraham Lincoln… La caza submarina, el estrecho de Torres, los salvajes de la Papuasia, el encallamiento, el cementerio de coral, el paso de Suez, la isla de Santorin, el buzo cretense, la bahía de Vigo, la Atlántida, la banca de hielo, el Polo Sur, el aprisionamiento en los hielos, el combate con los pulpos, la tempestad del Gulf Stream, el Vengeur y la horrible escena del buque echado a pique con su tripulación… Todos estos acontecimientos pasaron ante mis ojos como esos decorados de fondo que se ven en el teatro. El capitán Nemo se engrandecía desmesuradamente en ese medio extraño. Su figura se agigantaba hasta tomar proporciones sobrehumanas. Dejaba de ser mi semejante para convertirse en el hombre de las aguas, en el genio de los mares.
Es war damals halb zehn Uhr. Ich hielt meinen Kopf mit beiden Händen, damit er nicht zerspringe. Ich schloß die Augen; wollte nicht mehr denken. Also noch eine halbe Stunde! Das Warten konnte mich zum Narren machen!
Eran ya las nueve y media. Me sujetaba la cabeza entre las manos para impedirle estallar. Cerré los ojos. No quería pensar. ¡Media hora aún de espera! ¡Media hora más de pesadilla, de una pesadilla que iba a volverme loco!
In dem Augenblick vernahm ich die Accorde der Orgel, eine traurige Harmonie, eine unbeschreibliche Melodie, den klagenden Ausdruck einer Seele, welche ihre irdischen Bande sprengen will. Ich lauschte mit allen Sinnen zugleich, kaum athmend, gleich dem Kapitän Nemo in die musikalische Entzückung versenkt, welche ihn über die Grenzen dieser Welt hinauszog.
En aquel momento, oí los vagos acordes del órgano, una armonía triste bajo un canto indefinible, la queja de un alma que quiere romper sus lazos terrestres. Escuché con todos mis sentidos a la vez, respirando apenas, sumergido como e capitán Nemo en uno de esos éxtasis musicales que le llevaban fuera de los límites de este mundo.
Darauf erschreckte mich ein plötzlicher Gedanke. Der Kapitän Nemo befand sich in dem Saal, durch welchen ich kommen mußte, um zu entfliehen. Hier sollte ich ihn zum letzten Male treffen. Er würde mich sehen, vielleicht mit mir sprechen! Eine Bewegung von ihm konnte mich vernichten, ein einziges Wort mich an seinen Bord fesseln!
Me aterró la súbita idea de que el capitán Nemo saliera de su camarote y de que estuviera en el salón que yo debía atravesar para huir. Le encontraría allí por última vez y él me vería, ¡me hablaría tal vez! Un solo gesto suyo podía aniquilarme, una sola palabra suya podía encadenarme a su Nautilus
Indessen war es gleich zehn Uhr. Der Zeitpunkt war gekommen, wo ich mein Zimmer verlassen und zu meinen Gefährten mich begeben mußte.
Iban a dar las diez. Había llegado el momento de abandonar mi camarote y de ir a reunirme con mis compañeros. No debía vacilar, aunque el capitán Nemo se irguiera ante mí.
Es war nicht mehr zu zögern, sollte auch der Kapitän Nemo mir entgegen treten. Ich öffnete behutsam meine Thüre, und doch schien mir's, als knarrte sie in den Angeln. Vielleicht bildete ich mir's auch nur ein.
Abrí la puerta con cuidado, y, sin embargo, me pareció que al girar sobre sus goznes hacía un ruido terrible. Tal vez el ruido resonara únicamente en mi imaginación.
Ich schlich weiter durch die dunkeln Gänge des Nautilus, hielt bei jedem Schritt inne, um mein Herzklopfen zu unterdrücken.
Avancé lentamente por los corredores oscuros del Nautilus, deteniéndome a cada paso para contener los latidos de mi corazón.
Als ich an der Eckthüre des Salons ankam, öffnete ich leise. Der Salon lag in tiefem Dunkel; die Accorde der Orgel klangen schwach. Der Kapitän Nemo befand sich da, sah mich aber nicht. Ich glaube sogar, bei hellem Tageslicht hätte er mich nicht bemerkt, so sehr war er in Entzücken versunken.
Llegué a la puerta angular del salón y la abrí con suma precaución. El salón estaba sumido en una profunda oscuridad. Los acordes del órgano resonaban débilmente. El capitán Nemo estaba allí. No podía verme. Creo incluso que aun en plena luz no me hubiese visto, absorto como estaba en su éxtasis.
Ich schlich auf dem Teppich und vermied das geringste Geräusch, das meine Anwesenheit verrathen hätte. Ich brauchte fünf Minuten, um zu der Thüre zu gelangen, welche zur Bibliothek führte.
Me deslicé sobre la alfombra, tratando de evitar el menor tropiezo que pudiese traicionar mi presencia. Necesité cinco minutos para llegar a la puerta del fondo que daba a la biblioteca.
Ich war im Begriff, sie zu öffnen, als ein Seufzen des Kapitäns mich an der Stelle fesselte. Er stand auf, kam auf mich zu, mit gekreuzten Armen, schweigend, schwebend wie ein Gespenst. Er schluchzte aus gedrückter Brust, und ich hörte ihn murmeln – die letzten Worte, die ich aus seinem Munde vernahm:
Me disponía a abrirla, cuando un suspiro del capitán Nemo me clavó al suelo. Comprendí que iba a levantarse, e incluso lo entreví al filtrarse hasta el salón la luz de la biblioteca. Vino hacia mí, los brazos cruzados, silencioso, deslizándose más que andando, como un espectro. Su pecho oprimido se hinchaba de sollozos. Y lo oí murmurar estas palabras, las últimas que guardo de él:
»Allmächtiger Gott! Genug! Genug!«
-¡Dios Todopoderoso! ¡Basta! ¡Basta!
War's ein Ausdruck von Gewissensbissen? ...
¿Era la confesión del remordimiento lo que escapaba de la conciencia de ese hombre?
Ganz bestürzt eilte ich in die Bibliothek. Ich stieg die Mitteltreppe hinauf und gelangte durch den oberen Gang zum Boot. Durch die Oeffnung, welche bereits meinen beiden Gefährten gedient hatte, stieg ich ein.
Aterrorizado, me precipité a la biblioteca, llegué a la escalera central, la subí y luego, siguiendo el corredor superior, fui hasta el bote en el que penetré por la abertura que había dejado paso a mis dos compañeros.
»Fort nur! fort! rief ich.
-¡Partamos! ¡Partamos! -grité.
– Im Augenblick!« erwiderte der Canadier.
-Al instante -respondió el canadiense.
Die in dem Eisenblech des Nautilus ausgeschnittene Oeffnung wurde erst geschlossen, und mit einem englischen Schlüssel, den sich Ned-Land zu verschaffen gewußt hatte, zugeschraubt. Eben so auch die Oeffnung des Bootes, und der Canadier fing an die Schrauben zu öffnen, welche uns noch am unterseeischen Boot fest hielten.
Se cerró y atornilló el orificio practicado en la plancha del Nautilus, mediante una llave inglesa de la que se había provisto Ned Land. Se cerró igualmente la abertura del bote, y el canadiense comenzó a desatornillar las tuercas que nos retenían aún al barco submarino.
Da vernahm man plötzlich ein Geräusch innen; Stimmen in lebhaftem Wortwechsel. Was gab's? Hatte man unsere Flucht gemerkt? Ned-Land steckte mir stille einen Dolch in die Hand.
Súbitamente nos llegó un ruido del interior. Se oían gritos, voces que se respondían con vivacidad. ¿ Qué ocurría? ¿Se habían dado cuenta de nuestra fuga? Sentí que Ned Land me deslizaba un puñal en la mano.
»Ja! murmelte ich, wir werden zu sterben wissen!«
-Sí -murmuré-, sabremos morir.
Der Canadier hatte mit seiner Arbeit inne gehalten. Doch ein Wort, zwanzigmal wiederholt, ein fürchterliches Wort, enthüllte mir die Ursache dieser unruhigen Bewegung an Bord des Nautilus. Uns galt die Aufregung nicht!
El canadiense se había detenido en su trabajo. De repente, una palabra, veinte veces repetida, una palabra terrible, me reveló la causa de la agitación que se propagaba a bordo del Nautilus. No era de nosotros de lo que se preocupaba la tripulación.
»Maelstrom! Maelstrom!« rief es.
-¡El Maelström! ¡El Maelström! -gritaban una y otra vez.
Der Maelstrom! Ein schrecklicheres Wort in einer schrecklicheren Lage hätten wir nicht hören können. Wir befanden uns also an dieser gefährlichen Stelle der norwegischen Küste? Ward der Nautilus in diesen Abgrund gerissen im Moment, wo unser Boot sich von ihm los zu machen im Begriff war?
¡El Maelström! ¿Podía resonar en nuestros oídos una palabra más espantosa en tan terrible situación? ¿Nos hallábamos, pues, en esos peligrosos parajes de la costa noruega? ¿Iba a precipitarse el Nautilus en ese abismo, en el momento en que nuestro bote iba a desprenderse de él?
Bekanntlich bilden die zwischen den Farör- und Loffoden-Inseln eingeengten Gewässer zur Zeit der Fluth einen Strudel mit unwiderstehlicher Gewalt, dem noch niemals irgend ein Schiff entronnen ist. Von allen Seiten des Horizonts her strömen ungeheuerliche Wogen hier zusammen, und die Anziehungskraft dieses Strudels erstreckt sich auf eine Entfernung von fünfzehn Kilometer, so daß nicht allein Schiffe, sondern auch die Wallfische und Eisbären fortgerissen werden.
Sabido es que en el momento del flujo las aguas situadas entre las islas Feroë y Lofoden se precipitan con una irresistible violencia, formando un torbellino del que jamás ha podido salir un navío. Olas monstruosas corren desde todos los puntos del horizonte y forman ese abismo tan justamente denominado «el ombligo del océano», cuyo poder de atracción se extiende hasta quince kilómetros de distancia. Allí, no solamente los barcos se ven aspirados, sino también las ballenas y hasta los osos blancos de las regiones boreales.
Hierhin war der Nautilus von seinem Kapitän – ohne, oder vielleicht mit Willen – geleitet worden. Er beschrieb eine Spirallinie, deren Umfang stets enger wurde. Mit ihm wurde auch das noch daran befestigte Boot in schwindelhaftem Zug fortgerissen. Todesschrecken befiel uns, im höchsten Grauen stockte das Blut, kalter Schweiß drang auf die Stirne! Und welches Getöse um unser zerbrechliches Boot herum! Ein Brausen, das vom Echo wiederholt gehört wurde. Ein Krachen der Wogen, die sich auf den Felsenspitzen meilenweit brachen im tiefen Grunde, wo die härtesten Körper zerschmettert werden.
Allí es donde el Nautilus -involuntaria o voluntariamente, tal vez -había sido llevado por su capitán. Describía una espiral cuyo radio disminuía cada vez más. Con él, el bote, aún aferrado a su flanco, giraba a una velocidad vertiginosa. Sentía yo los vértigos que suceden a un movimiento giratorio demasiado prolongado. Estábamos espantados, viviendo en el horror llevado a sus últimos límites, con la circulación sanguínea en suspenso y los nervios aniquilados, empapados en un sudor frío como el de la agonía. ¡Y qué fragor en torno de nuestro frágil bote! ¡Qué mugidos que el eco repetía a una distancia de varias millas! ¡Qué estrépito el de las olas al destrozarse en las agudas rocas del fondo, allí donde los cuerpos más duros se rompen, allí donde hasta los troncos de los árboles se convierten en «una piel», según la expresión noruega!
Welche Lage! Wir wurden gräßlich hin und her geschleudert. Der Nautilus vertheidigte sich, daß seine eisernen Muskeln krachten.
¡Qué situación la nuestra, espantosamente sacudidos! El Nautilus se defendía como un ser humano. Sus músculos de acero crujían. A veces, se levantaba, y nosotros con él.
»Wir müssen wacker fest halten, sagte Ned, und die Schrauben wieder befestigen! Bleiben wir am Nautilus fest, so können wir uns noch retten!« ...
-Hay que resistir -gritó Ned Land y atornillar las tuercas. Si nos sujetamos al Nautilus, tal vez podamos salvarnos todavía.
Er hatte noch nicht ausgeredet, als es krachte. Die Schrauben mangelten, das Boot wurde aus seinem Gehäuse gerissen und wie ein Stein aus einer Schleuder mitten in den Strudel geworfen.
No había acabado de hablar cuando se produjo un fuerte chasquido. Desprendidas las tuercas, el bote, arrancado de su alvéolo, salió lanzado como la piedra de una honda hacia el torbellino.
Mein Kopf wurde wider einen eisernen Rahmen geschmettert, und bei der heftigen Erschütterung verlor ich die Besinnung.
Me di un golpe en la cabeza con una cuaderna de hierro y, bajo este violento choque, perdí el conocimiento.