Veinte mil leguas de viaje submarino

Vingt mille lieues sous les mers

   Capítulo 7

   VII

   El Mediterráneo en cuarenta y ocho horas

   LA MÉDITERRANÉE EN QUARANTE-HUIT HEURES

   El Mediterráneo, el mar azul por excelencia, el «gran mar» de los hebreos, el «mar» de los griegos, el mare nostrum de los romanos; bordeado de naranjos, de áloes, de cactos, de pinos marítimos; embalsamado por el perfume de los mirtos; rodeado de montañas; saturado de un aire puro y transparente, pero incesantemente agitado por los fuegos telúricos, es un verdadero campo de batalla en el que Neptuno y Plutón se disputan todavía el imperio del mundo. En él, en sus aguas y en sus orillas, dijo Michelet, el hombre se revigoriza en uno de los más poderosos climas de la Tierra.

   La Méditerranée, la mer bleue par excellence, la «grande mer» des Hébreux, la «mer» des Grecs, le «mare nostrum» des Romains, bordée d'orangers, d'aloès, de cactus, de pins maritimes, embaumée du parfum des myrtes, encadrée de rudes montagnes, saturée d'un air pur et transparent, mais incessamment travaillée par les feux de la terre, est un véritable monde. C'est là, sur ses rivages et sur ses eaux, dit Michelet, que l'homme se retrempe dans l'un des plus puissants climats du globe.

   Pero apenas me fue dada la oportunidad de observar la belleza de esta cuenca de dos millones de kilómetros cuadrados de superficie. Tampoco pude contar con los conocimientos personales del capitán Nemo, pues el enigmático personaje no apareció ni una sola vez en el salón durante una travesía efectuada a gran velocidad. Estimo en unas seiscientas leguas el camino recorrido por el Nautilus bajo la superficie del Mediterráneo y en un tiempo de cuarenta y ocho horas. Habíamos abandonado los parajes de Grecia en la mañana del 16 de febrero y al salir el sol el 18 ya habíamos atravesado el estrecho de Gibraltar.

   Mais si beau qu'il soit, je n'ai pu prendre qu'un aperçu rapide de ce bassin, dont la superficie couvre deux millions de kilomètres carrés. Les connaissances personnelles du capitaine Nemo me firent même défaut, car l'énigmatique personnage ne parut pas une seule fois pendant cette traversée à grande vitesse. J'estime à six cents lieues environ le chemin que le Nautilus parcourut sous les flots de cette mer, et ce voyage, il l'accomplit en deux fois vingt-quatre heures. Partis le matin du 16 février des parages de la Grèce, le 18, au soleil levant, nous avions franchi le détroit de Gibraltar.

   Fue evidente para mí que ese mar, cercado por todas partes por la tierra firme de la que huía, no agradaba al capitán Nemo. Sus aguas y sus brisas debían traerle muchos recuerdos y tal vez pesadumbres. En el Mediterráneo no tenía esa libertad de marcha y esa independencia de maniobras que le dejaban los océanos, y su Nautilus debía sentirse incómodo entre las costas demasiado cercanas de África y de Europa.

   — Il fut évident pour moi que cette Méditerranée, resserrée au milieu de ces terres qu'il voulait fuir, déplaisait au capitaine Nemo. Ses flots et ses brises lui rapportaient trop de souvenirs, sinon trop de regrets. Il n'avait plus ici cette liberté d'allures, cette indépendance de manoeuvres que lui laissaient les océans, et son Nautilus se sentait à l'étroit entre ces rivages rapprochés de l'Afrique et de l'Europe.

   Navegamos, pues, a una velocidad de veinticinco millas por hora, lo que equivale a doce leguas de cuatro kilómetros. Obvio es decir que Ned Land, muy a su pesar, debió renunciar a sus proyectos de evasión, en la imposibilidad de servirse de un bote llevado a una marcha de doce o trece metros por segundo. Salir del Nautilus en esas condiciones hubiera sido una maniobra tan imprudente como saltar en marcha de un tren a esa velocidad. Además, nuestro submarino no emergió a la superficie más que por la noche, a fin de renovar su provisión de aire, confiando la dirección de su rumbo a las solas indicaciones de la brújula y de la corredera.

   Aussi, notre vitesse fut-elle de vingt-cinq milles à l'heure, soit douze lieues de quatre kilomètres. Il va sans dire que Ned Land, à son grand ennui, dut renoncer à ses projets de fuite. Il ne pouvait se servir du canot entraîné à raison de douze à treize mètres par seconde. Quitter le Nautilus dans ces conditions, c'eût été sauter d'un train marchant avec cette rapidité, manoeuvre imprudente s'il en fut. D'ailleurs, notre appareil ne remontait que la nuit à la surface des flots, afin de renouveler sa provision d'air, et il se dirigeait seulement suivant les indications de la boussole et les relèvements du loch.

   Del interior del Mediterráneo pude ver tan sólo lo que le es dado presenciar al viajero de un tren expreso del paisaje que huye ante sus ojos, es decir, los horizontes lejanos, y no los primeros planos que pasan como un relámpago. Sin embargo, Conseil y yo pudimos observar algunos de esos peces mediterráneos que por la potencia de sus aletas conseguían mantenerse algunos instantes en las aguas del Nautilus. Permanecimos mucho tiempo al acecho ante los cristales del salón, y nuestras notas me permiten ahora resumir en pocas palabras nuestra visión ictiológica de ese mar.

   Je ne vis donc de l'intérieur de cette Méditerranée que ce que le voyageur d'un express aperçoit du paysage qui fuit devant ses yeux, c'est-à-dire les horizons lointains, et non les premiers plans qui passent comme un éclair. Cependant, Conseil et moi, nous pûmes observer quelques-uns de ces poissons méditerranéens, que la puissance de leurs nageoires maintenait quelques instants dans les eaux du Nautilus. Nous restions à l'affût devant les vitres du salon, et nos notes me permettent de refaire en quelques mots l'ichtyologie de cette mer.

   De los diversos peces que lo habitan, sin hablar de todos aquellos que la velocidad del Nautílus hartó a mis ojos, puedo decir que vi algunos y apenas entreví otros. Permítaseme, pues, presentarlos en una clasificación que será caprichosa, sin duda, pero que, al menos, reflejará con fidelidad mis rápidas observaciones.

   Des divers poissons qui l'habitent, j'ai vu les uns, entrevu les autres, sans parler de ceux que la vitesse du Nautilus déroba à mes yeux. Qu'il me soit donc permis de les classer d'après cette classification fantaisiste. Elle rendra mieux mes rapides observations.

   Entre las aguas vivamente iluminadas por nuestra luz eléctrica serpenteaban algunas lampreas, de un metro de longitud, comunes a casi todas las zonas dimáticas. Algunas rayas de cinco pies de ancho, de vientre blanco y dorso gris ceniza con manchas, evolucionaban como grandes chales llevados por la corriente. Otras rayas pasaban tan rápidamente que no pude reconocer si merecían ese nombre de águilas que les dieron los griegos, o las calificaciones de rata, de sapo o de murciélago que les dan los pescadores marinos. Escualos milandros, de doce pies de longitud, tan temidos por los buceadores, competían en velocidad entre ellos. Como grandes sombras azuladas vimos zorras marinas, animales dotados de una extremada finura de olfato, de unos ocho pies de longitud. Las doradas, del género esparo, mostraban sus tonos de plata y de azul cruzados por franjas que contrastaban con lo oscuro de sus aletas; peces consagrados a Venus, con el ojo engastado en un anillo de oro; especie preciosa, amiga de todas las aguas, dulces o saladas, que habita ríos, lagos y océanos, bajo todos los climas, soportando todas las temperaturas, y cuya raza, que remonta sus orígenes a las épocas geológicas de la Tierra, ha conservado la belleza de sus primeros días. Magníficos esturiones, de nueve a diez metros de largo, dotados de gran velocidad, golpeaban con su cola poderosa los cristales de nuestro observatorio y nos mostraban su lomo azulado con manchas marrones; se parecen a los escualos, cuya fuerza no igualan, sin embargo; se encuentran en todos los mares, y en la primavera remontan los grandes ríos, en lucha contra las corrientes del Volga, del Danubio, del Po, del Rin, del Loira, del Oder-… y se alimentan de arenques, caballas, salmones y gádidos; aunque pertenezcan a la clase de los cartilaginosos, son delicados; se comen frescos, en salazón, escabechados, y, en otro tiempo, eran llevados en triunfo a las mesas de los Lúculos.

Pero entre todos estos diversos habitantes del Mediterráneo, los que pude observar más útilmente, cuando el Nautilus se aproximaba a la superficie, fueron los pertenecientes al sexagesimotercer género de la clasificación de los peces óseos: los atunes, escómbridos con el lomo azul negruzco y vientre plateado, cuyos radios dorsales desprendían reflejos dorados. Tienen fama de seguir a los barcos, cuya sombra fresca buscan bajo los ardores del cielo tropical, y no la desmintieron con el Nautilus, al que siguieron como en otro tiempo acompañando a los navíos de La Pérousse. Durante algunas horas compitieron en velocidad con nuestro submarino. Yo no me cansaba de admirar a estos animales verdaderamente diseñados para la carrera, con su pequeña cabeza, su cuerpo liso y fusiforme que en algunos de ellos sobrepasaba los tres metros, sus aletas pectorales dotadas de extraordinario vigor y las caudales en forma de horquilla. Nadaban en triángulo, como suelen hacerlo algunos pájaros cuya rapidez igualan, lo que hacía decir a los antiguos que la geometría y la estrategia no les eran ajenas. Y, sin embargo, ese supuesto conocimiento de la estrategia no les hace escapar a las persecuciones de los provenzales, que los estiman tanto como antaño los habitantes de la Propóntide y de Italia, y como ciegos y aturdidos se lanzan y perecen por millares en las almadrabas marsellesas.

   Au milieu de la masse des eaux vivement éclairées par les nappes électriques, serpentaient quelques-unes de ces lamproies longues d'un mètre, qui sont communes à presque tous les climats. Des oxyrhinques, sortes de raies, larges de cinq pieds, au ventre blanc, au dos gris cendré et tacheté, se développaient comme de vastes châles emportés par les courants. D'autres raies passaient si vite que je ne pouvais reconnaître si elles méritaient ce nom d'aigles qui leur fut donné par les Grecs, ou ces qualifications de rat, de crapaud et de chauve-souris, dont les pêcheurs modernes les ont affublées. Des squales-milandres, longs de douze pieds et particulièrement redoutés des plongeurs, luttaient de rapidité entre eux. Des renards marins, longs de huit pieds et doués d'une extrême finesse d'odorat, apparaissaient comme de grandes ombres bleuâtres. Des dorades, du genre spare, dont quelques-unes mesuraient jusqu'à treize décimètres. se montraient dans leur vêtement d'argent et d'azur entouré de bandelettes, qui tranchait sur le ton sombre de leurs nageoires, poissons consacrés à Vénus, et dont l'oeil est enchâssé dans un sourcil d'or; espèce précieuse, amie de toutes les eaux, douces ou salées, habitant les fleuves, les lacs et les océans, vivant sous tous les climats, supportant toutes les températures, et dont la race, qui remonte aux époques géologiques de la terre, a conserve toute sa beauté des premiers jours. Des esturgeons magnifiques, longs de neuf à dix mètres, animaux de grande marche, heurtaient d'une queue puissante la vitre des panneaux. montrant leur dos bleuâtre à petites taches brunes: ils ressemblent aux squales dont ils n'égalent pas la force, et se rencontrent dans toutes les mers; au printemps, ils aiment à remonter les grands fleuves, à lutter contre les courants du Volga, du Danube, du Pô, du Rhin, de la Loire, de l'Oder, et se nourrissent de harengs, de maquereaux, de saumons et de gades; bien qu'ils appartiennent à la classe des cartilagineux. ils sont délicats; on les mange frais, séchés, marinés ou salés, et, autrefois, on les portait triomphalement sur la table des Lucullus. Mais de ces divers habitants de la Méditerranée, ceux que je pus observer le plus utilement, lorsque le Nautilus se rapprochait de la surface, appartenaient au soixante-troisième genre des poissons osseux. C'étaient des scombres-thons, au dos bleu-noir, au ventre cuiras d'argent, et dont les rayons dorsaux jettent des lueurs d'or. Ils ont la réputation de suivre la marche des navires dont ils recherchent l'ombre fraîche sous les feux du ciel tropical, et ils ne la démentirent pas en accompagnant le Nautilus comme ils accompagnèrent autrefois les vaisseaux de Lapérouse. Pendant de longues heures, ils luttèrent de vitesse avec notre appareil. Je ne pouvais me lasser d'admirer ces animaux véritablement taillés pour la course, leur tête petite, leur corps lisse et fusiforme qui chez quelques-uns dépassait trois mètres, leurs pectorales douées d'une remarquable vigueur et leurs caudales fourchues. Ils nageaient en triangle, comme certaines troupes d'oiseaux dont ils égalaient la rapidité, ce qui faisait dire aux anciens que la géométrie et la stratégie leur étaient familières. Et cependant ils n'échappent point aux poursuites des Provençaux, qui les estiment comme les estimaient les habitants de la Propontide et de l'Italie, et c'est en aveugles, en étourdis, que ces précieux animaux vont se jeter et périr par milliers dans les madragues marseillaises.

   Entre los peces que entrevimos apenas Conseil y yo, citaré a título de inventario los blanquecinos fierasfers, que pasaban como inaprehensibles vapores; los congrios y morenas, serpientes de tres o cuatro metros, ornadas de verde, de azul y de amarillo; las merluzas, de tres pies de largo, cuyo hígado ofrece un plato delicado; las cepolas tenioideas, que flotaban como finas algas; las triglas, que los poetas llaman peces lira y los marinos peces silbantes, cuyos hocicos se adornan con dos láminas triangulares y dentadas que se asemejan al instrumento tañido por el viejo Homero, y triglas golondrinas que nadaban con la rapidez del pájaro del que han tomado su nombre; holocentros de cabeza roja y con la aleta dorsal guarnecida de filamentos; sábalos, salpicados de manchas negras, grises, marrones, azules, verdes y amarillas, que son sensibles al sonido argentino de las campanillas; espléndidos rodaballos, esos faisanes del mar, con forma de rombo, aletas amarillentas con puntitos oscuros y cuya parte superior, la del lado izquierdo, está generalmente veteada de marrón y de amarillo; y, por último, verdaderas bandadas de salmonetes, la versión marítima tal vez de las aves del paraíso, los mismos que en otro tiempo pagaban los romanos hasta diez mil sestercios por pieza, y que hacían morir a la mesa para seguir con mirada cruel sus cambios de color, desde el rojo cinabrio de la vida hasta la palidez de la muerte.

   Je citerai, pour mémoire seulement, ceux des poissons méditerranéens que Conseil ou moi nous ne fîmes qu'entrevoir. C'étaient des gymontes-fierasfers blanchâtres qui passaient comme d'insaisissables vapeurs, des murènes-congres, serpents de trois à quatre mètres enjolivés de vert, de bleu et de jaune, des gades-merlus, longs de trois pieds, dont le foie formait un morceau délicat, des coepoles-ténias qui flottaient comme de fines algues, des trygles que les poètes appellent poissons-lyres et les marins poissons-siffleurs, et dont le museau est orné de deux lames triangulaires et dentelées qui figurent l'instrument du vieil Homère, des trygles-hirondelles, nageant avec la rapidité de l'oiseau dont ils ont pris le nom, des holocentres-mérons, à tête rouge, dont la nageoire dorsale est garnie de filaments, des aloses agrémentées de taches noires, grises, brunes, bleues, jaunes, vertes, qui sont sensibles à la voix argentine des clochettes, et de splendides turbots, ces faisans de la mer, sortes de losanges à nageoires jaunâtres, pointillés de brun, et dont le coté supérieur, le côté gauche, est généralement marbré de brun et de jaune, enfin des troupes d'admirables mulles rougets, véritables paradisiers de l'Océan, que les Romains payaient jusqu'à dix mille sesterces la pièce, et qu'ils faisaient mourir sur leur table, pour suivre d'un oeil cruel leurs changements de couleurs depuis le rouge cinabre de la vie jusqu'au blanc pâle de la mort.

   Y si no pude observar ni rayas de espejos, ni balistes, ni tetrodones, ni hipocampos, ni centriscos, ni blenios, ni labros, ni eperlanos, ni exocetos, ni pageles, ni bogas, ni orflos, ni los principales representantes del orden de los pleuronectos, los lenguados, los gallos, las platijas, comunes al Atlántico y al Mediterráneo, fue debido a la vertiginosa velocidad a que navegaba el Nautilus por esas aguas opulentas.

   Et si je ne pus observer ni miralets, ni balistes, ni tétrodons, ni hippocampes, ni jouans, ni centrisques, ni blennies, ni surmulets, ni labres, ni éperlans, ni exocets, ni anchois, ni pagels, ni bogues, ni orphes, ni tous ces principaux représentants de l'ordre des pleuronectes, les limandes, les flez, les plies, les soles, les carrelets, communs à l'Atlantique et à la Méditerranée, il faut en accuser la vertigineuse vitesse qui emportait le Nautilus à travers ces eaux opulentes.

   En cuanto a los mamíferos marinos, creo haber reconocido al pasar ante la bocana del Adriático dos o tres cachalotes que por su aleta dorsal parecían pertenecer al género de los fisetéridos, algunos delfines del género de los globicéfalos, propios del Mediterráneo, cuya cabeza, en su parte anterior, está surcada de unas rayas claras, así como una docena de focas de vientre blanco y pelaje negro, de las llamadas frailes por su parecido con los dominicos, de unos tres metros de longitud.

   Quant aux mammifères marins, je crois avoir reconnu en passant à l'ouvert de l'Adriatique, deux ou trois cachalots, munis d'une nageoire dorsale du genre des physétères, quelques dauphins du genre des globicéphales, spéciaux à la Méditerranée et dont la partie antérieure de la tête est zébrée de petites lignes claires, et aussi une douzaine de phoques au ventre blanc, au pelage noir, connus sous le nom de moines et qui ont absolument l'air de Dominicains longs de trois mètres.

   Por su parte, Conseil creyó haber visto una tortuga de unos seis pies de anchura, con tres aristas salientes orientadas longitudinalmente. Sentí no haberla visto, pues por la descripción que de ella me hizo Conseil, debía de pertenecer a esa rara especie conocida con el nombre de laúd. Yo tan sólo pude ver algunas cacuanas de caparazón alargado.

   Pour sa part, Conseil croit avoir aperçu une tortue large de six pieds, ornée de trois arêtes saillantes dirigées longitudinalement. Je regrettai de ne pas avoir vu ce reptile, car, à la description que m'en fit Conseil, je crus reconnaître le luth qui forme une espèce assez rare. Je ne remarquai, pour mon compte, que quelques cacouannes a carapace allongée.

   En cuanto a los zoófitos, vi durante algunos instantes una admirable galeolaria anaranjada que se pegó al cristal de la portilla de babor. Era un largo y tenue filamento que se complicaba en arabescos arborescentes cuyas finas ramas terminaban en el más delicado encaje que hayan hilado jamás las rivales de Aracne. Desgraciadamente, no pude pescar esa admirable muestra, y ningún otro zoóflto mediterráneo se habría presentado ante mis ojos de no haber disminuido singularmente su velocidad el Nautilus en la tarde del 16, y en las circunstancias que describo seguidamente.

   Quant aux zoophytes. je pus admirer. pendant quelques instants. une admirable galéolaire orangée qui s'accrocha à la vitre du panneau de bâbord; c'était un long filament ténu. s'arborisant en branches infinies et terminées par la plus fine dentelle qu'eussent jamais filée les rivales d'Arachné. Je ne pus, malheureusement, pêcher cet admirable échantillon, et aucun autre zoophyte méditerranéen ne se fût sans doute offert à mes regards, si le Nautilus, dans la soirée du 16, n'eût singulièrement ralenti sa vitesse. Voici dans quelles circonstances.

   Nos hallábamos a la sazón entre Sicilia y la costa de Túnez. En ese espacio delimitado por el cabo Bon y el estrecho de Mesina, el fondo del mar sube bruscamente formando una verdadera cresta a diecisiete metros de la superficie, mientras que a ambos lados de la misma la profundidad es de ciento setenta metros. El Nautilus hubo de maniobrar con prudencia para no chocar con la barrera submarina.

   Nous passions alors entre la Sicile et la côte de Tunis. Dans cet espace resserré entre le cap Bon et le détroit de Messine, le fond de la mer remonte presque subitement. Là s'est formée une véritable crête sur laquelle il ne reste que dix-sept mètres d'eau, tandis que de chaque côté la profondeur est de cent soixante-dix mètres. Le Nautilus dut donc manoeuvrer prudemment afin de ne pas se heurter contre cette barrière sous-marine.

   Mostré a Conseil en el mapa del Mediterráneo el emplazamiento del largo arrecife.

   Je montrai à Conseil, sur la carte de la Méditerranée, l'emplacement qu'occupait ce long récif.

   -Pero -dijo Conseil-, ¡si es un verdadero istmo que une a Europa y África!

   «Mais, n'en déplaise à monsieur, fit observer Conseil, c'est comme un isthme véritable qui réunit l'Europe à l'Afrique.

   -Sí, muchacho, cierra por completo el estrecho de Libia. Los sondeos hechos por Smith han probado que los dos continentes estuvieron unidos en otro tiempo, entre los cabos Boco y Furina.

   — Oui, mon garçon, répondis-je, il barre en entier le détroit de Libye, et les sondages de Smith ont prouvé que les continents étaient autrefois réunis entre le cap Boco et le cap Furina.

   -Lo creo -respondió Conseil.

   — Je le crois volontiers, dit Conseil.

   -Una barrera semejante -añadí -existe entre Gibraltar y Ceuta, que en los tiempos geológicos cerraba completamente el Mediterráneo.

   — J'ajouterai, repris-je, qu'une barrière semblable existe entre Gibraltar et Ceuta, qui, aux temps géologiques, fermait complètement la Méditerranée.

   -¡Mire que si un empuje volcánico levantara un día estas dos barreras por encima de la superficie del mar! Entonces…

   — Eh! fit Conseil, si quelque poussée volcanique relevait un jour ces deux barrières au-dessus des flots!

   -Es muy poco probable que eso suceda, Conseil.

   — Ce n'est guère probable, Conseil.

   -Permftame el señor acabar lo que iba a decir, y es que si se produjera ese fenómeno, lo sentiría por el señor de Lesseps que tanto se está esforzando por abrir su istmo.

   — Enfin, que monsieur me permette d'achever, si ce phénomène se produisait, ce serait fâcheux pour monsieur de Lesseps, qui se donne tant de mal pour percer son isthme!

   -De acuerdo, pero te repito, Conseil, que ese fenómeno no se producirá. La violencia de las fuerzas subterráneas va decreciendo cada vez más. Los volcanes, tan numerosos en los primeros días del mundo, se apagan poco a poco. El calor interno se debilita, y la temperatura de las capas inferiores subterráneas va reduciéndose siglo a siglo en una apreciable proporción, y ello en detrimento de nuestro planeta, pues ese calor es su vida.

   — J'en conviens, mais, je te le répète, Conseil, ce phénomène ne se produira pas. La violence des forces souterraines va toujours diminuant. Les volcans, si nombreux aux premiers jours du monde, s'éteignent peu à peu, la chaleur interne s'affaiblit, la température des couches inférieures du globe baisse d'une quantité appréciable par siècle, et au détriment de notre globe, car cette chaleur, c'est sa vie.

   -Sin embargo, el sol…

   — Cependant, le soleil...

   -El sol es insuficiente, Conseil. ¿Puede el sol dar calor a un cadáver?

   — Le soleil est insuffisant, Conseil. Peut-il rendre la chaleur à un cadavre?

   -No, que yo sepa.

   — Non, que je sache.

   -Pues bien, la Tierra será algún día ese cadáver frío. Será inhabitable y estará deshabitada como la Luna, que desde hace mucho tiempo ha perdido su calor vital.

   — Eh bien, mon ami, la terre sera un jour ce cadavre refroidi. Elle deviendra inhabitable et sera inhabitée comme la lune, qui depuis longtemps a perdu sa chaleur vitale.

   -¿Dentro de cuántos siglos? -preguntó Conseil.

   — Dans combien de siècles? demanda Conseil.

   -Dentro de algunos centenares de millares de años.

   — Dans quelques centaines de mille ans, mon garçon.

   -Entonces, tenemos tiempo de acabar nuestro viaje, con el permiso de Ned Land.

   — Alors, répondit Conseil, nous avons le temps d'achever notre voyage, si toutefois Ned Land ne s'en mêle pas!»

   Y Conseil, tranquilizado, se concentró en la observación del alto fondo que el Nautilus iba casi rozando a una moderada velocidad.

   Et Conseil, rassuré, se remit à étudier le haut-fond que le Nautilus rasait de près avec une vitesse modérée.

   Sobre aquel suelo rocoso y volcánico se desplegaba toda una fauniflora viviente: esponjas; holoturias; cidípidos hialinos con cirros rojizos que emitían una ligera fosforescencia; beroes, vulgarmente conocidos como cohombros de mar, bañados en las irisaciones del espectro solar; comátulas ambulantes, de un metro de anchura, cuya púrpura enrojecía el agua; euriales arborescentes de gran belleza; pavonarias de largos tallos; un gran número de erizos de mar comestibles, de variadas especies, y actinias verdes de tronco grisáceo, con el disco oscuro, que se perdían en su cabellera olivácea de tentáculos.

   Là, sous un sol rocheux et volcanique, s'épanouissait toute une flore vivante, des éponges, des holoturies, des cydippes hyalines ornées de cyrrhes rougeâtres et qui émettaient une légère phosphorescence, des beroës, vulgairement connus sous le nom de concombres de mer et baignés dans les miroitements d'un spectre solaire, des comatules ambulantes, larges d'un mètre, et dont la pourpre rougissait les eaux, des euryales arborescentes de la plus grande beauté, des pavonacées à longues tiges, un grand nombre d'oursins comestibles d'espèces variées, et des actinies vertes au tronc grisâtre, au disque brun, qui se perdaient dans leur chevelure olivâtre de tentacules.

   Conseil se había ocupado más particularmente de observar los moluscos y los articulados, y aunque su nomenclatura sea un poco árida, no quiero ofender al buen muchacho omitiendo sus observaciones personales.

   Conseil s'était occupé plus particulièrement d'observer les mollusques et les articulés, et bien que la nomenclature en soit un peu aride, je ne veux pas faire tort à ce brave garçon en omettant ses observations personnelles.

   En sus notas, cita entre los moluscos numerosos pectúnculos pectiniformes; espóndilos amontonados unos sobre otros; donácidos o coquinas triangulares; hiálidos tridentados, con parápodos amarillos y conchas transparentes; pleurobranquios anaranjados; óvulas cubiertas de puntitos verdosos; aplisias, también conocidas con el nombre de liebres de mar; dolios; áceras carnosas; umbrelas, propias del Mediterráneo; orejas de mar, cuyas conchas producen un nácar muy estimado; pectúnculos apenachados; anomias, más estimadas que las ostras por los del Languedoc; almejas, tan preciadas por los marselleses; venus verrucosas blancas y grasas; esas almejas del género mercenaria de las que tanto consumo se hace en Nueva York; pechinas operculares o volandeiras de variados colores; litodomos o dátiles hundidos en sus agujeros, cuyo fuerte sabor aprecio yo mucho; venericárdidos surcados con nervaduras salientes en la cima abombada de la concha; cintias erizadas de tubérculos escarlatas; carneiros de punta curvada, semejantes a ligeras góndolas; férolas coronadas; atlantas, de conchas espiraliformes; tetis grises con manchas blancas, recubiertas por su manto festoneado; eólidas, semejantes a pequeñas limazas cavolinias rampando sobre el dorso; aurículas, y entre ellas la aurícula miosotis de concha ovalada; escalarias rojas; litorinas, janturias, peonzas, petrícolas, lamelarias, gorros de Neptuno, pandoras, etc.

   Dans l'embranchement des mollusques, il cite de nombreux pétoncles pectiniformes, des spondyles pieds-d'âne qui s'entassaient les uns sur les autres, des donaces triangulaires, des hyalles tridentées, à nageoires jaunes et à coquilles transparentes, des pleurobranches orangés, des oeufs pointillés ou semés de points verdâtres, des aplysies connues aussi sous le nom de lièvres de mer, des dolabelles, des acères charnus, des ombrelles spéciales à la Méditerranée, des oreilles de mer dont la coquille produit une nacre très recherchée, des pétoncles flammulés, des anomies que les Languedociens, dit-on, préfèrent aux huîtres, des clovis si chers aux Marseillais, des praires doubles, blanches et grasses, quelques-uns de ces clams qui abondent sur les côtes de l'Amérique du Nord et dont il se fait un débit si considérable à New York, des peignes operculaires de couleurs variées, des lithodonces enfoncées dans leurs trous et dont je goûtais fort le goût poivré, des vénéricardes sillonnées dont la coquille à sommet bombé présentait des côtes saillantes, des cynthies hérissées de tubercules écarlates, des carniaires à pointe recourbées et semblables à de légères gondoles, des féroles couronnées, des atlantes à coquilles spiraliformes, des thétys grises, tachetées de blanc et recouvertes de leur mantille frangée, des éolides semblables à de petites limaces, des cavolines rampant sur le dos, des auricules et entre autres l'auricule myosotis, à coquille ovale, des scalaires fauves, des littorines, des janthures, des cinéraires, des pétricoles, des lamellaires, des cabochons, des pandores, etc.

   En sus notas, Conseil había dividido, muy acertadamente, en seis clases a los articulados, de las cuales tres pertenecen al mundo marino. Son los crustáceos, los cirrópodos y los anélidos.

   Quant aux articulés, Conseil les a, sur ses notes, très justement divisés en six classes, dont trois appartiennent au monde marin. Ce sont les classes des crustacés, des cirrhopodes et des annélides.

   Los crustáceos se subdividen en nueve órdenes, el primero de los cuales comprende a los decápodos, es decir, a los animales cuya cabeza está soldada al tórax, y cuyo aparato bucal se compone de varios pares de miembros, y que poseen cuatro, cinco o seis pares de patas torácicas o ambulatorias. Conseil había seguido el método de nuestro maestro Milne Edwards, que divide en tres secciones a los decápodos: los braquiuros, los macruros y los anomuros, nombres tan bárbaros como justos y precisos. Entre los braquiuros, Conseil cita un oxirrinco, el amatías, armado de dos grandes puntas divergentes a modo de cuernos; el inaco escorpión que, no sé por qué, simbolizaba la sabiduría entre los griegos; lambro massena y lambro espinoso, probablemente extraviados en tan altos fondos puesto que generalmente viven a grandes profundidades; xantos; pilumnos; romboides; calapas granulosos -de fácil digestión, anota Conseil ; coristos desdentados; ebalias; cimopolios, cangrejos aterciopelados de Sicilia; dorripos lanudos, etc. Entre los macruros, subdivididos en cinco familias, los acorazados, los cavadores, los astácidos, los eucáridos y los oquizópodos, cita las langostas comunes, de carne tan apreciada, sobre todo en las hembras; cigalas, camarones ribereños y toda clase de especies comestibles, pero no dice nada de la subdivisión de los astácidos, en los que está incluido el bogavante, pues las langostas son los únicos bogavantes del Mediterráneo. En fin, entre los anomuros, cita las drocinas comunes, abrigadas en las conchas abandonadas de las que se apoderan, homolas espinosas, ermitaños, porcelanas, etc.

   Les crustacés se subdivisent en neuf ordres, et le premier de ces ordres comprend les décapodes, c'est-à-dire les animaux dont la tête et le thorax sont le plus généralement soudés entre eux, dont l'appareil buccal est composé de plusieurs paires de membres, et qui possèdent quatre, cinq ou six paires de pattes thoraciques ou ambulatoires. Conseil avait suivi la méthode de notre maître Milne Edwards, qui fait trois sections des décapodes: les brachyoures, les macroures et les anomoures. Ces noms sont légèrement barbares, mais ils sont justes et précis. Parmi les macroures, Conseil cite des amathies dont le front est armé de deux grandes pointes divergentes, l'inachus scorpion, qui — je ne sais pourquoi — symbolisait la sagesse chez les Grecs, des lambres-masséna, des lambres-spinimanes, probablement égarés sur ce haut-fond, car d'ordinaire ils vivent à de grandes profondeurs, des xhantes, des pilumnes, des rhomboldes, des calappiens granuleux — très faciles à digérer, fait observer Conseil — des corystes édentés, des ébalies, des cymopolies, des dorripes laineuses, etc. Parmi les macroures, subdivisés en cinq familles, les cuirassés, les fouisseurs, les astaciens, les salicoques et les ochyzopodes, il cite des langoustes communes, dont la chair est si estimée chez les femelles, des scyllares-ours ou cigales de mer, des gébies riveraines, et toutes sortes d'espèces comestibles, mais il ne dit rien de la subdivision des astaciens qui comprend les homards, car les langoustes sont les seuls homards de la Méditerranée. Enfin, parmi les anomoures, il vit des drocines communes, abritées derrière cette coquille abandonnée dont elles s'emparent, des homoles à front épineux, des bernard-l'ermite, des porcellanes, etc.

   Ahí se detenía el trabajo de Conseil. Le había faltado tiempo para completar la clase de los crustáceos con el examen de los estomatópodos, anfípodos, homópodos, isópodos, trilobites, branquiápodos, ostrácodos y entomostráceos. Y para terminar el estudio de los articulados marinos habría debido citar la clase de los cirrópodos, en la que se incluyen los cídopes y los árgulos, y la de los anélidos que no hubiera dejado de dividir en tubícolas y en dorsibranquios. Pero es que el Nautilus, al dejar atrás el alto fondo del estrecho de Libia, había recuperado su velocidad habitual. Por eso, no fue posible ya ver ni moluscos, ni articulados ni zoófitos, apenas algunos grandes peces que pasaban como sombras.

   Là s'arrêtait le travail de Conseil. Le temps lui avait manqué pour compléter la classe des crustacés par l'examen des stomapodes, des amphipodes, des homopodes, des isopodes, des trilobites, des branchiapodes, des ostracodes et des entomostracées. Et pour terminer l'étude des articulés marins, il aurait dû citer la classe des cyrrhopodes qui renferme les cyclopes, les argules, et la classe des annélides qu'il n'eût pas manqué de diviser en tubicoles et en dorsibranches. Mais le Nautilus, ayant dépassé le haut-fond du détroit de Libye, reprit dans les eaux plus profondes sa vitesse accoutumée. Dès lors plus de mollusques, plus d'articulés, plus de zoophytes. A peine quelques gros poissons qui passaient comme des ombres.

   Durante la noche del 16 al 17 de febrero, entramos en esa otra zona del Mediterráneo cuyas mayores profundidades se sitúan a tres mil metros.

Impulsado por su hélice y deslizándose a lo largo de sus planos inclinados, el Nautilus se hundió hasta las últimas capas del mar.

   Pendant la nuit du 16 au 17 février, nous étions entrés dans ce second bassin méditerranéen, dont les plus grandes profondeurs se trouvent par trois mille mètres. Le Nautilus, sous l'impulsion de son hélice, glissant sur ses plans inclinés, s'enfonça jusqu'aux dernières couches de la mer.

   A falta de las maravillas naturales, el mar ofreció allí a mis miradas escenas emocionantes y terribles. Nos hallábamos surcando, en efecto, esa parte del Mediterráneo tan fecunda en naufragios. ¡Cuántos son los barcos que han naufragado y desaparecido entre las costas argelinas y las provenzales! El Mediterráneo no es más que un lago, si se le compara con la vasta extensión abierta del Pacífico, pero un lago caprichoso y voluble, hoy propicio y acariciante para la frágil tartana que parece flotar entreel doble azul del mar y del cielo, mañana furioso y atormentado, descompuesto por los vientos, destrozando los más sólidos navíos con los golpes violentos de sus olas.

   Là, à défaut des merveilles naturelles, la masse des eaux offrit à mes regards bien des scènes émouvantes et terribles. En effet, nous traversions alors toute cette partie de la Méditerranée si féconde en sinistres. De la côte algérienne aux rivages de la Provence, que de navires ont fait naufrage, que de bâtiments ont disparu! La Méditerranée n'est qu'un lac, comparée aux vastes plaines liquides du Pacifique, mais c'est un lac capricieux, aux flots changeants, aujourd'hui propice et caressant pour la frêle tartane qui semble flotter entre le double outre-mer des eaux et du ciel, demain, rageur tourmenté, démonté par les vents, brisant les plus forts navires de ses lames courtes qui les frappent à coups précipités.

   Así, a nuestro rápido paso por esas capas profundas, vi un gran número de restos en el fondo, unos recubiertos ya por los corales y otros revestidos de una capa de orín; áncoras, cañones, obuses, piezas de hierro, paletas de hélices, piezas de máquinas, cilindros rotos, calderas destrozadas, cascos de buque flotando entre dos aguas, unos hacia abajo y otros hacia arriba.

   Ainsi, dans cette promenade rapide à travers les couches profondes, que d'épaves j'aperçus gisant sur le sol, les unes déjà empâtées par les coraux, les autres revêtues seulement d'une couche de rouille, des ancres, des canons, des boulets, des garnitures de fer, des branches d'hélice, des morceaux de machines, des cylindres brisés, des chaudières défoncées, puis des coques flottant entre deux eaux, celles-ci droites, celles-là renversées.

   Todos estos navíos habían naufragado o por colisiones entre ellos o por choques con escollos de granito. Había allí algunos que se habían ido a pique, y que, con su arboladura enhiesta y sus aparejos intactos, parecían estar fondeados en una inmensa rada, esperando el momento de zarpar. Cuando pasaba entre ellos el Nautilus, iluminándolos con su luz eléctrica, parecía que esos navíos fueran a saludarle con su pabellón y darle su número de orden. Pero sólo el silencio y la muerte reinaban en ese campo de catástrofes.

   De ces navires naufragés, les uns avaient péri par collision, les autres pour avoir heurté quelque écueil de granit. J'en vis qui avaient coulé à pic, la mâture droite, le gréement raidi par l'eau. Ils avaient l'air d'être à l'ancre dans une immense rade foraine et d'attendre le moment du départ. Lorsque le Nautilus passait entre eux et les enveloppait de ses nappes électriques, il semblait que ces navires allaient le saluer de leur pavillon et lui envoyer leur numéro d'ordre! Mais non, rien que le silence et la mort sur ce champ des catastrophes!

   Observé que los restos de naufragios en los fondos mediterráneos iban siendo más numerosos a medida que el Nautilus se acercaba al estrecho de Gibraltar. Las costas de África y de Europa van estrechándose y las colisiones en tan estrecho espacio son más frecuentes. Vi numerosas carenas de hierro, ruinas fantásticas de barcos de vapor, en pie unos y tumbados otros, semejantes a formidables animales. Uno de ellos, con los flancos abiertos, su timón separado del codaste y retenido aún por una cadena de hierro, con la popa corroída por las sales marinas, me produjo una impresión terrible. ¡Cuántas existencias rotas, cuántas víctimas había debido provocar su naufragio! ¿Habría sobrevivido algún marinero para contar el terrible desastre? No sé por qué me vino la idea de que ese barco pudiera ser el Atlas, desaparecido desde hacía veinte años sin que nadie haya podido oír la menor explicación. ¡Qué siniestra historia la que podría hacerse con estos fondos mediterráneos, con este vasto osario en el que se han perdido tantas riquezas y en el que tantas víctimas han hallado la muerte!

   J'observai que les fonds méditerranéens étaient plus encombrés de ces sinistres épaves à mesure que le Nautilus se rapprochait du détroit de Gibraltar. Les côtes d'Afrique et d'Europe se resserrent alors, et dans cet étroit espace, les rencontres sont fréquentes. Je vis là de nombreuses carènes de fer, des ruines fantastiques de steamers, les uns couchés, les autres debout, semblables à des animaux formidables. Un de ces bateaux aux flancs ouverts, sa cheminée courbée, ses roues dont il ne restait plus que la monture, son gouvernail séparé de l'étambot et retenu encore par une chaîne de fer, son tableau d'arrière rongé par les sels marins, se présentait sous un aspect terrible! Combien d'existences brisées dans son naufrage! Combien de victimes entraînées sous les flots! Quelque matelot du bord avait-il survécu pour raconter ce terrible désastre, ou les flots gardaient-ils encore le secret de ce sinistre? Je ne sais pourquoi, il me vint à la pensée que ce bateau enfoui sous la mer pouvait être l'Atlas, disparu corps et biens depuis une vingtaine d'années, et dont on n'a jamais entendu parler! Ah! quelle sinistre histoire serait à faire que celle de ces fonds méditerranéens, de ce vaste ossuaire, où tant de richesses se sont perdues, où tant de victimes ont trouvé la mort!

   Rápido e indiferente, el Nautilus pasaba a toda máquina en medio de esas ruinas. Hacia las tres de la mañana del 18 de febrero, se presentaba en la entrada del estrecho de Gibraltar.

   Cependant, le Nautilus, indifférent et rapide, courait à toute hélice au milieu de ces ruines. Le 18 février, vers trois heures du matin, il se présentait à l'entrée du détroit de Gibraltar.

   Existen allí dos corrientes, una superior, reconocida desde hace tiempo, que lleva las aguas del océano a la cuenca mediterránea, y otra más profunda, una contracorriente cuya existencia ha sido demostrada por el razonamiento. En efecto, la suma de las aguas del Mediterráneo, incesantemente acrecentada por las del Atlántico y por los ríos que en él se sumen, tendría que elevar cada año el nivel de este mar, pues su evaporación es insuficiente para restablecer el equilibrio. Del hecho de que así no ocurra se ha inferido naturalmente la existencia de esa corriente inferior que por el estrecho de Gibraltar vierte en el Atlántico ese excedente de agua.

   Là existent deux courants: un courant supérieur, depuis longtemps reconnu, qui amène les eaux de l'Océan dans le bassin de la Méditerranée; puis un contre-courant inférieur, dont le raisonnement a démontré aujourd'hui l'existence. En effet, la somme des eaux de la Méditerranée, incessamment accrue par les flots de l'Atlantique et par les fleuves qui s'y jettent, devrait élever chaque année le niveau de cette mer, car son évaporation est insuffisante pour rétablir l'équilibre. Or, il n'en est pas ainsi, et on a dû naturellement admettre l'existence d'un courant inférieur qui par le détroit de Gibraltar verse dans le bassin de l'Atlantique le trop-plein de la Méditerranée.

   Suposición exacta, en efecto. Es esa contracorriente la que aprovechó el Nautilus para avanzar rápidamente por el estrecho paso. Durante unos instantes pude entrever las admirables ruinas del templo de Hércules, hundido, según Plinio y Avieno, con la isla baja que le servía de sustentación, y algunos minutos más tarde, nos hallábamos en aguas del Atlántico.

   Fait exact, en effet. C'est de ce contre-courant que profita le Nautilus. Il s'avança rapidement par l'étroite passe. Un instant je pus entrevoir les admirables ruines du temple d'Hercule enfoui, au dire de Pline et d'Avienus, avec l'île basse qui le supportait, et quelques minutes plus tard nous flottions sur les flots de l'Atlantique.